Con el regreso a clases tras el receso invernal, muchas familias se enfrentan al desafío de reorganizar rutinas y acompañar emocionalmente a sus hijos. En diálogo con Aire FM, la coordinadora de Educación de Crecer Sanos, María de los Ángeles Quinteros, compartió orientaciones para hacer de esta etapa un proceso más saludable y consciente.

“Los primeros días pueden resultar desafiantes. Después de semanas con horarios más flexibles, volver a levantarse temprano, retomar hábitos de estudio y asumir nuevas exigencias escolares requiere de acompañamiento activo por parte de los adultos”, explicó Quinteros.

Entre los principales consejos, destacó:

• Reorganizar rutinas de sueño, alimentación y estudio.
• Acompañar con paciencia durante las primeras dos semanas de adaptación.
• Observar conductas como desorden en los cuadernos o cambios de ánimo, que pueden ser señales de alerta emocional.
• Fomentar la escucha activa y el diálogo abierto con los chicos para que puedan expresar lo que sienten.
• Participar en la planificación diaria junto a ellos, con herramientas visuales, lúdicas o didácticas.

“La vuelta a clases no debe ser solo una cuestión de logística. Es una etapa de definiciones, donde se concentran evaluaciones y desafíos cognitivos, y eso requiere que los chicos estén bien emocionalmente para poder aprender”, remarcó.

Quinteros también subrayó la importancia de reconocer y gestionar las emociones: “Todas las emociones son válidas. Lo importante es acompañar a los niños a reconocer qué sienten y cómo canalizarlo. Eso fortalece la autoestima y mejora su desempeño escolar”.

En un contexto donde el estrés infantil ha aumentado, sobre todo desde la pandemia, la especialista resaltó la necesidad de construir vínculos desde la ternura, la empatía y los límites afectuosos, tanto en casa como en la escuela.

Finalmente, invitó a madres, padres y docentes a trabajar en equipo y estar atentos a pequeñas señales que puedan indicar que un niño necesita más contención. “Acompañar no es invadir, sino observar con atención, preguntar con afecto y construir con ellos una rutina que los haga sentir seguros”, concluyó.